Sólo escribo para dejar constancia de que estoy viva. Oye, que ya es algo. Aunque me encantaría escribir largo y tendido sobre alguna de las millones de cosas que me rondan la cabeza, sólo me detendré a hacer un breve resumen de mi tiempo de ausencia y alguna que otra cosa más. En estos días he asistido a interesantísimas clases del doctorado. Llegamos por fin al ansiado módulo de sociología y en él he descubierto cosas como que no soy pesimista, sino que sólo pienso, ya que la tendencia del periodo histórico en el que vivimos (el post modernismo) es la ser muy pesimista y vaticinar la fin del mundo en cada instante. Es una cosa así como el “pienso, luego existo” pero más como “pienso, luego lo veo todo negro”. También he entendido que es imposible ser anti social y que todos pensamos eso de “todos son borregos menos yo”, que nuestras relaciones sociales se basan en el consumismo y muchas otras cosas más que estoy deseando tener un hueco para discurrir aquí. Cuando no estaba en el doctorado, estaba haciendo trabajos para el doctorado. ¡Por fin terminé el de hemeroteca! No es que me importe leer 50 periódicos al día, es que ir a aparcar a las 8 de la mañana y pillar en todo caso media acera para dejar el coche, pues como que le quitan a una las ganas. Todavía me quedan unos 5 trabajos más. Aprovecho para parafrasear a Mónica Naranjo y decir aquello de: “Sobreviviréeeeeeeee”. En este tiempo de ausencia, también me ha salido un trabajo de esos “bonico”, nada que ver con lo mío pero oye, me deja tiempo para casi todo, es sólo durante un par de meses y no está mal pagado. Resulta que, aunque juré y perjuré no ser “maestra” anyway de los jamases, al final y gracias a la ayuda de un contacto con zaragüelles, voy a dar clases de informática a campesinos, amas de casa, terceras edades y por lo general, colectivos que se llevan bastante mal con las nuevas tecnologías. Ya veremos cómo termina la cosa. Yo me lo tomo como reto y sobre todo me lo tomo con humor. En mi larga ausencia los que os escriben, pillamos sendos virus, es decir, mi ordenador y yo. A mi ordenador se le pasó aproximadamente en una semanita, lo que tardó el pesadérrimo del informático en arreglarlo. Yo llevo cinco días y aunque me instale otra vez los “drivers” no me pongo a tono, supongo que consistirá en echarle paciencia y antihistamínicos al asunto. Éste ha sido el resumen de mi ausencia. Prometo sacar diez minutitos un día de estos y escribir un poquito más. Palabrita de Jesu´s Child. Mientras, os dejo unas pocas dudas existenciales (las que se me han ocurrido en el momento), en número impar cual dedos de la mano, a ver si alguien me las puede contestar:
¿Cuántas veces se tiene que caer el mando de la tele para que se rompa?
¿Por qué el parking de los centros comerciales es gratis y el del hospital hay que pagarlo si yo elijo ir a comprar pero no puedo elegir que mi madre se ponga enferma?
¿Por qué una mega pija osea se gasta un pastizal en comprarse unos pantalones súper exclusivos de la muerte para ser distinta a los demás y al final termina siendo igual al resto por ir a la moda? ¿Por qué cada vez que entras a un bar te parece estar viendo la “amenaza de los clones pijos osea”?
¿Por qué la gente se empeña en aprenderse de memoria cosas inútiles como alineaciones de equipos de fútbol?, ¿nadie ha pensado que si el que se sabe todas las alineaciones de todos los equipos de fútbol se pusiera a estudiar física, España ya tendría urbanizaciones de Polaris World en la luna?
Y ya por último, las más chungas: ¿Qué es más difícil decir, te quiero o no te quiero? Y ¿Por qué cuando me quisieron, yo no quiste tanto y cuando he querido, no siempre quisieron?