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thedarksunrise

Nuevo blog

Sólo quiero deciros que tengo otro blog. La dirección es muy parecida a la de éste: http://thedarksunrise.blogspot.com aún no sé si escribiré cosas distintas en cada uno o lo mismo en los dos o nada en ninguno... La finalidad principal es la de marearos un rato. Bueno, pues que si no leéis nada por aquí, asomaros al otro a ver si hay algo. Eso siempre y cuando tengáis ganas de leer mis rollazos on-line. Parafraseando a Fraga: "no tengo nada más que decir". Besissss.

¿Campeones de Europa?

A mí siempre me ha gustado el deporte. De hecho, en mis comienzos, tenía pensado dedicarme al periodismo deportivo, pero se me pasó enseguida. Quiero aprovechar para comentar a lo que mi parecer ha sido el evento deportivo del fin de semana. Tenemos una buena selección, con excelentes jugadores pertenecientes a la liga nacional y otros que, con más suerte, han podido titular en equipos de países donde este deporte es más importante. Bueno, como os supondréis estoy hablando del europeo que tuvo lugar el fin de semana. El rival era bastante complicado. Rusia es una gran potencia deportiva y el partido era de altura primero, porque son dos selecciones destacadas y segundo, por la talla de los jugadores, que se ponen de puntillas y te dicen si va a llover antes que el Meteosat. Todo el mundo puso las esperanzas en el capitán de la selección, un jugador que ya lleva unos años jugando en el extranjero y demostrando que es uno de los mejores del mundo. La final fue tensa, con muchos nervios y el marcador no terminaba de decantarse claramente por ninguno de los dos países. Al final, merecidísima victoria. Enhorabuena a Rafa Pascual y a la selección española de Voleibol por alzarse con el título de campeones de Europa. Ahhh, y a los del baloncesto, más suerte para la próxima vez.  

Un minuto después

Eso es lo que me he estado preguntando durante días. ¿Y si hubiese salido un minuto después? Supongo que no habría tenido importancia porque el destino es muy cabrón. Al menos, ésa es la conclusión a la que estoy llegando últimamente. No es que me considere una persona con suerte, más bien todo lo contrario, aunque siempre he procurado ver el lado bueno de las cosas, incluso cuando no tenían ningún lado bueno. Aún así, de un tiempo a esta parte estoy notando como la divinidad suprema, la providencia, el más allá, los peces de colores o lo que sea, se está cebando conmigo sobremanera. Hay quien dice que más que mala suerte, hemos tenido mucha suerte. En cierto modo, puede ser así, aunque el mecánico de mi coche no es tan optimista. Los que me conocéis y os montáis conmigo en el coche, sabéis que soy la prudencia personificada. Nunca bebo si tengo que conducir, es decir, nunca bebo. No rebaso los límites de velocidad bajo ninguna circunstancia. Guardo las distancias de seguridad. Y así un largo etcétera de cosas de esas que salen en los anuncios de la Dirección General de Tráfico. Muchos me conocen como la pesada de “en mi coche sin cinturón no se monta”. En fin, que a los que me conocéis, pocas explicaciones os tengo que dar. El caso es que va uno así por el mundo y llega el alma de cántaro de turno y te jode el argumento. Tampoco es que me quiera lamentar mucho porque últimamente todo el mundo me dice eso de que ya tengo dos cumpleaños que celebrar. Aún así, no puedo evitar que me dé rabia lo que me ha pasado y pensar que, aunque no es justo para nadie, particularmente yo no me lo merecía. No voy a escribir más sobre el tema ni a dar detalles, que últimamente no hablo de otra cosa, me agobio y, por qué no decirlo, se me ponen los pelos de punta cada vez que me acuerdo. Sólo quiero agradecer a todos los que os estáis preocupando por mí y mi familia, como siempre lo hacéis. Vuestro apoyo y cariño es lo que más alienta en estos momentos. Gracias de corazón.  

Viva el verano

Supongo que os habréis aburrido y ya no entrará aquí ni el tato. Claro, tantos días, casi meses sin escribir, pues pierde uno la rutina de mirar a ver si hay algo nuevo. De todos modos, yo voy a escribir la excusa de mi dejadez para el que quiera saberla. Tras terminar allá por julio los trabajos del doctorado, estaba hasta el mismo moño de escribir. Y es que amigos, pese a que uno se dedica a esto de la escritura, siempre relaja poder divagar sobre lo que más o menos apetece. Pero tras el atracón de día y noche sin parar, pues como que se va acumulando una especie de resaca de letras. Es como el panadero que llega a su casa y sigue haciendo pan. Ya sé que la metáfora es un poco de aquella manera, pero a mí me parece ilustrativa. Por otra parte, y tras recuperarme de la resaca escribana, reconozco que me ha dado un poco de pereza y me he dedicado a tareas más ociosas como hacer mucha y variada vida social. Reconozco que cada vez los veranos se están volviendo más animados. Yo que año tras año he permanecido en la ciudad durante la época estival, estoy notando cómo cada vez se queda más gente a hacerme compañía. La teoría más extendida es que, los sueldos bajan, las hipotecas suben y la gente no tiene un euro para vacacionar. Yo soy feliz aquí. Siempre me he considerado pez de ciudad y creo que no ir a la costa en los meses de verano tiene muchas ventajas. La primera se basa en poder aparcar a menos de dos kilómetros del centro. Esta experiencia me produce una sensación parecida al éxtasis. Hay menos colas para todo, llegas a un bar o a un comercio y te atienden antes de entrar por la puerta… otro éxtasis. Cuando sales de fiesta, normalmente quedan 3 ó 4 bares abiertos. Vale que la oferta puede parecer limitada, pero en cambio resulta gracioso que al final de la noche te da la sensación de estar rodeada de amigos, puesto que estamos los mismos en todos los bares y al final acabas conociendo gente por aburrimiento o limitación de personal. El verano en la ciudad también tiene un momento curioso y es que frikis, raruzos y demás seres evanescentes, florecen como margaritas en primavera. Algunos estaréis pensando en lo peligroso que es eso. A mí me parece divertidísimo. Respecto al calor infernal, siempre he tenido mucha fe en las teorías evolucionistas de Darwin y creo que, tras años y años de adaptación, tolero los 44 grados que solemos tener por aquí sin ningún problema. No hay agobios, no hay prisas, no hay gente… éstas son las auténticas vacaciones. Para esos amigos que quedan un poco retirados en estos meses, está el maravilloso invento llamado coche. La verdad es que, con la tontería de que todo está a un paso, este verano he pisado más la playa que en toda mi vida y, pese a usar factores solares dignos del más albino de los albinos, me he puesto morena cosa que, como sabéis, me desagrada bastante. Todo sea por visitar un rato a la gentuza que no sabe apreciar la belleza de la ciudad a medio gas. Ya queda poquito para que termine agosto y luego vendrá lo que yo denomino el síndrome de la manía persecutoria. Y es que, ahora hay tan poca gente que, cuando llega septiembre, que para más señas son fiestas aquí y la población se triplica, acabas por tener la sensación de que la gente te persigue. Yo ya lo voy superando, pero antes, llegaba septiembre, me paraba en un semáforo, empezaba a notar gente a mi alrededor y pensaba que venían a por mí. Tras enumerar todas las ventajas que para mí tiene esto de quedarme en la ciudad en verano, no quiero que nadie me diga eso de: “qué putada, todo el verano en Murcia”. Yo, más feliz que una perdiz. Vosotros, deberíais sopesar pros y contras y quedaros aquí conmigo. Prometo escribir más a menudo, palabrita de Jesus Child. Por cierto, podéis dejar comentarios.      

"Preparados", "listos"... ¿ya?

"Preparados", "listos"... ¿ya?

Antes de nada, aprovecho para felicitarle el cumple a mi amiga Verónica, porque sé que lee este blog y, sobre todo porque cada año que pasa está más guapa. ¡Un besazo reina mora de la morería! Hoy he decidido tomarme la noche de relax. Tras trabajar esta mañana e ir a la universidad esta tarde, las tres horitas antes de acostarme para apenas dormir son para mí, porque yo lo valgo. La verdad es que hace semanas que no me tomo un ratito para casi nada, así que ya está bien. Que sepáis que estoy deseando que me pregunten eso de ¿estudias o trabajas?, porque por primera vez en mi vida puedo decir que “las dos cosas”. Claro que con el poco tiempo que me queda para salir, no sé yo quién me lo va a preguntar. He de aclarar que esta evasión tan repentina no se debe a que no tenga millones de cosas que hacer, sino que viene dada por una situación que se me ha presentado hoy por triplicado y sin más narices, me ha hecho reflexionar. Sabéis que últimamente ando muy desmejorada por el estrés. Estoy de mala leche, cansada y hecha una plañidera, como me dicen por mi casa. Aprovecho también este escrito para agradecer a quien me aguanta de tal guisa, que sé que no es fácil. El caso es que todo el mundo me dice, lleva cuidado que no te dé un “yu-yu”, que los “estreses” son muy malos. Pues como decía al principio, hoy me he cruzado con tres historias de personas que se han puesto malas por los agobios, pero malas de terminar en el hospital. Personas directas o indirectamente directas que se han venido abajo por la presión del momento. A menudo nos olvidamos del poder que la mente ejerce sobre el cuerpo y que, cuando no hacemos caso a nuestra cabecita, ésta le dice al cuerpo que nos llame la atención de alguna manera. De las tres con las que me he tropezado hoy, una de ellas me ha resultado tan impactante que se me han puesto los pelos de punta y las lágrimas en los ojos. No voy a contar nada porque, aunque la persona que me lo ha relatado nunca leerá este blog, me lo ha confiado en el más íntimo secreto y bastante afectada. No he podido dejar de pensar todo el día en el tema y sentirme bastante mal por esas personas y porque yo también ando muy alterada y podría ser perfectamente la cuarta historia. Pero no queda ahí mi inquietud. Todas las personas a las que me vengo refiriendo no caen enfermas por compaginar 14 horas de trabajo con cuidar a 5 niños. Las historias pertenecen a personas jóvenes que se enfrentan a exámenes, cursos, estudios o trabajos y les puede el miedo al fracaso y la responsabilidad. Ahí encadeno otra duda, ¿por qué nos exigimos tanto? Vivimos en una sociedad en la que tenemos que ser los mejores en todo, los más guapos, con el mejor físico, los más simpáticos, los más divertidos, tener el mejor coche… y si nos adentramos en el mundo laboral o académico, nos introducimos en una competición donde tenemos que hacer mucho, bien y en poco tiempo. Pero realmente no son normas escritas sino que nos las marcamos nosotros influenciados por la alta competitividad de la sociedad actual. Recuerdo una frase que leí en una novela de Javier Reverte, de ésas que se quedan marcadas a fuego. Decía el escritor que “la vida es sólo una competición inútil”. Aún así, ¿por qué no podemos dejar de competir?, ¿por qué nos exigimos cada día más? Comentaba algo de esto con una amiga el otro día. En la actualidad la gente enferma por estrés: depresiones, ataques de ansiedad, contracturas en la espalda, problemas musculares, irritaciones… y la lista continúa. Nuestros abuelos trabajaban día y noche sin cesar para salir adelante y si les hablas del estrés, te miran como si estuvieras en un mundo paralelo. Aún sin comprender muy bien por qué nos hacemos esto, yo por mi parte, y habiendo reflexionado bien el tema, pienso bajar el ritmo lo que me deje mi condición y tomarme esta “competición inútil” bajo aquel famoso lema de “lo importante es participar”.     

Si hay que comentar, se comenta

Si hay que comentar, se comenta

Hermanos, hermanas... he de comenzar este post con una gran noticia. ¡El Real Murcia vuelve a ser equipo de primera! Yo, que me alegro mucho dados mis antecedentes familiares (mi abuelo fue jugador cuando todavía se hacía fútbol de verdad), no tengo más que felicitar al equipo y sobre todo a la afición grana que se lo merece todo. Ara, que si lo tengo que decir, lo digo y es que estaba más que programado que el equipo volviera a la división de honor. A ver sino cómo se rentabilizaba la inversión en Nueva Condomina. La ecuación es fácil: equipo en primera es igual a más abonados, más hinchas del equipo contrario que visitan el estadio y todo ello es igual a aumento de ventas en el mega centro comercial. ¿O es que todavía alguien piensa que se iba a construir un estadio nuevo, con prestaciones equiparables al Bernabeu, para un equipo de segunda? Reitero mi alegría por la gesta, pero que no os engañen, estaba más cantado que una ópera. Y ya que me pongo a comentar, comento que tiene que haber más de uno con dolor de estómago por eso de que Forta pierda los privilegios de emisión ahora que el equipo está en primera. Cuantísimos espectadores va a perder cierto canal que se nutre de las competiciones deportivas. Política contra economía. Vale, nos han dejado bien claro quién manda aquí. Y ya que me pongo a comentar, comento que el pobre Rajoy, que venía hoy a dar el miting de rigor, se ha visto envuelto en la marea grana y no le ha hecho caso ni el que pasaba por casualidad por allí. Pobrecillo, qué día tan poco afortunado ha escogido el hombre para visitar Murcia. Mañana, en los diarios, será la pura anécdota. Política contra fútbol... hoy es un mal día para la política. Por otra parte, esta misma noche se ha celebrado el festival de Eurovisión. No he podido ver la actuación del conjunto español porque me ha pillado impregnándome en el júbilo grana que inundaba esta tarde la ciudad, menos mal que Dios inventó el youtube para estas cosas. El caso es que lo he pillado medio a medias y aún así, si tengo que comentar, comento que esto se está desmadrando. Como el año que viene no gane un país de la Europa Occidental, más de uno va a colgar el sombrero a la italiana. Y es que alemanes, españoles, franceses, ingleses y demás comenzamos a sentirnos como áquel que invita a alguien a su casa y el huesped le acaba echando de ella. Vale que es muy fácil decir eso de "mamá el profe me tiene manía", porque algunas canciones de países del Este eran muy buenas (véase el caso de Ucrania, Bulgaria o Moldavia). Si hubiese ganado alguna de ellas, pues vale, pero este año se les ha visto el plumero demasiado. Pero qué canción más sosa la que ha ganado. Mientras actuaba la buena mujer, estaba echándole sal a la tele. Eso por no hablar de países como Suiza, Andorra o Polonia que tenían muy buenos temas y no han llegado ni a la final. Fíjate que cosas, aquí sí que gana la política, mecachis en la mar, que mi padre tenía un barco... Dejando las polémicas aparte, (un día alguien me enseñó que todo pataleo tras el resultado de un concurso, es una forma inútil de perder energía), lo que más me ha cabreado del asunto ha sido no poder ver la actuación de Apocalyptica, uno de mis grupos más favoritos, porque TVE se ha ido a la publi. Qué mala suerte tenemos los que nos gusta el métal que ni en eurodifusión lo catamos. Hay que ver lo que ha dado la tarde de sí. Mis disculpas a los que leéis este blog por ser políticamente correcto porque soy consciente de lo que se me ha ido la mano hoy. Tenéis que entenderme, es que a veces, si hay que comentar, pues se comenta.  

Crónica de una ausencia interrumpida

Sólo escribo para dejar constancia de que estoy viva. Oye, que ya es algo. Aunque me encantaría escribir largo y tendido sobre alguna de las millones de cosas que me rondan la cabeza, sólo me detendré a hacer un breve resumen de mi tiempo de ausencia y alguna que otra cosa más. En estos días he asistido a interesantísimas clases del doctorado. Llegamos por fin al ansiado módulo de sociología y en él he descubierto cosas como que no soy pesimista, sino que sólo pienso, ya que la tendencia del periodo histórico en el que vivimos (el post modernismo) es la ser muy pesimista y vaticinar la fin del mundo en cada instante. Es una cosa así como el “pienso, luego existo” pero más como “pienso, luego lo veo todo negro”. También he entendido que es imposible ser anti social y que todos pensamos eso de “todos son borregos menos yo”, que nuestras relaciones sociales se basan en el consumismo y muchas otras cosas más que estoy deseando tener un hueco para discurrir aquí. Cuando no estaba en el doctorado, estaba haciendo trabajos para el doctorado. ¡Por fin terminé el de hemeroteca! No es que me importe leer 50 periódicos al día, es que ir a aparcar a las 8 de la mañana y pillar en todo caso media acera para dejar el coche, pues como que le quitan a una las ganas. Todavía me quedan unos 5 trabajos más. Aprovecho para parafrasear a Mónica Naranjo y decir aquello de: “Sobreviviréeeeeeeee”. En este tiempo de ausencia, también me ha salido un trabajo de esos “bonico”, nada que ver con lo mío pero oye, me deja tiempo para casi todo, es sólo durante un par de meses y no está mal pagado. Resulta que, aunque juré y perjuré no ser “maestra” anyway de los jamases, al final y gracias a la ayuda de un contacto con zaragüelles, voy a dar clases de informática a campesinos, amas de casa, terceras edades y por lo general, colectivos que se llevan bastante mal con las nuevas tecnologías. Ya veremos cómo termina la cosa. Yo me lo tomo como reto y sobre todo me lo tomo con humor. En mi larga ausencia los que os escriben, pillamos sendos virus, es decir, mi ordenador y yo. A mi ordenador se le pasó aproximadamente en una semanita, lo que tardó el pesadérrimo del informático en arreglarlo. Yo llevo cinco días y aunque me instale otra vez los “drivers” no me pongo a tono, supongo que consistirá en echarle paciencia y antihistamínicos al asunto. Éste ha sido el resumen de mi ausencia. Prometo sacar diez minutitos un día de estos y escribir un poquito más. Palabrita de Jesu´s Child. Mientras, os dejo unas pocas dudas existenciales (las que se me han ocurrido en el momento), en número impar cual dedos de la mano, a ver si alguien me las puede contestar:

 

¿Cuántas veces se tiene que caer el mando de la tele para que se rompa?

 

¿Por qué el parking de los centros comerciales es gratis y el del hospital hay que pagarlo si yo elijo ir a comprar pero no puedo elegir que mi madre se ponga enferma?

 

¿Por qué una mega pija osea se gasta un pastizal en comprarse unos pantalones súper exclusivos de la muerte para ser distinta a los demás y al final termina siendo igual al resto por ir a la moda? ¿Por qué cada vez que entras a un bar te parece estar viendo la “amenaza de los clones pijos osea”?

 

¿Por qué la gente se empeña en aprenderse de memoria cosas inútiles como alineaciones de equipos de fútbol?, ¿nadie ha pensado que si el que se sabe todas las alineaciones de todos los equipos de fútbol se pusiera a estudiar física, España ya tendría urbanizaciones de Polaris World en la luna?

 

Y ya por último, las más chungas: ¿Qué es más difícil decir, te quiero o no te quiero? Y ¿Por qué cuando me quisieron, yo no quiste tanto y cuando he querido, no siempre quisieron?

Sentido homenaje a Jhonny

Sentido homenaje a Jhonny

Dicen que siempre recuerdas tu primer coche. En mi caso, siempre lo recordaré no sólo por ser el primero sino porque mi Jhonny era especial (lo podéis ver en la foto que hay al lado, síiii es él). Lo adquirí en una compraventa nada más sacarme el cané de conducir. Yo era su "tercera mano" reconocida, pero estoy segura de que en los 15 años que tenía, alguna más habría pasado. Nada más llegar Jhonny a casa, decidí sacarlo de paseo. Llamé a María (compañera de fatigas autoescueriles) y nos dimos una vuelta por la ciudad con tan mala suerte de que esa tarde llovía. Y digo mala suerte porque Jhonny tenía un techo solar que con el paso del tiempo se había despegado y hacía función de gotera. Por este motivo, María y yo comenzamos a mojarnos dentro del coche. Tras gastar varios paquetes de pañuelos, decidimos hacer lo más razonable, abrimos el paraguas y allí estábamos las dos, circulando por la ciudad con el paraguas abierto en el único coche donde te mojabas cuando llovía, todo presenciado por el asombro de peatones y conductores. Para más inri, con eso de dar las clases de la autoescuela de día, se me olvidó darle a las luces. Allí íbamos con el coche oscuro en la noche cerrada de lluvia. Siempre me quedará la sensación de haber conducido el coche fantasma. El segundo día no fue mucho mejor. Decidí arreglar el techo solar por si las lluvias y me traicionaron los caminos rurales. En una tonta maniobra mi Jhonny quedó encajado en una acequia. La situación era la siguiente: dos ruedas sobre la carretera, dos ruedas suspendidas sobre la acequia y yo dentro del coche balanceándome entre el asfalto y el abismo. No sé si seguí bien el protocolo pero apagué la radio, eché el freno de mano y llamé a la grúa, por este orden. Los de la compañía me mandaron una grúa de arrastre por lo que era imposible sacar a Jhonny de allí. Al final la estampa resultó curiosa: entre el operario, mi hermano y un pastor, que pasaba por allí, calzaron las ruedas con piedras y levantaron el coche mientras el perro ovejero le chupaba la oreja al de la compañía de seguros. Jhonny no se hizo nada pero yo quería abandonar. Suerte que los del taller me hicieron una terapia psicológica de grupo y no arrojé la toalla. Luego llegó un nuevo reto para Jhonny y para mí. Salió trabajo en un municipio murciano llamado Las Torres de Cotillas, al que únicamente hay narices de llegar por autovía. El primer viaje lo hice con la inestimable compañía de Ana que se lo pasó de lo lindo contemplando cómo nos adelantaban las hormigoneras y los camiones esos que van cargados de cerdicos. El siguiente reto fue subir la cuesta del parking. En esta hazaña también iba acompañada, en esta ocasión por MariCarmen, quien también se lo pasó un rato bien durante este trance. Quiero agradecer a las dos la tarea de hacer menos traumáticas ambas experiencias. Tampoco quiero olvidarme de la inestimable ayuda de Piedad cuando se me quedó encajada una rueda entre la acera y un resalto y no podía salir. Recuerdo su: "gira todo el volante para allá" a lo que yo pregunté: "Piedad, para allá, para dónde" y ella acertó a contestarme: "y yo qué se, si yo no sé conducir". Jhonny era de muy fácil conducción y tan chiquitín que lo aparcabas en cualquier sitio. Pero tenía un gran inconveniente y éste era que no tenía aire acondicionado. Lo aparcaba a eso de las 9 de la mañana y cuando al salir de trabajar, íbamos Mari y yo a recogerlo a las 2.30 de la tarde aquello era una sauna con ruedas. Conforme entró el verano, la cosa comenzó a empeorar. Siempre seguíamos los mismos pasos: abríamos las puertas, conteníamos la respiración, nos sentábamos y nos quemábamos el culo y Mari comenzaba a gritar "baja las persianas, por diossss, baja las persianas" y por último, nos descojonábamos de risa. Llegábamos las dos a casa sudando como pollos. Pero el peor día, sin duda, fue cuando al ir a recogerlo, Jhonny no estaba. La culpa la tuvo un vado de reciente adjudicación y la costumbre de aparcar en el mismo sitio durante muchos meses. El viaje a recogerlo al depósito en la parte de atrás del coche policial como dos reas cualesquiera tampoco tuvo desperdicio. Con el paso del tiempo llegué a la conclusión de que Jhonny era más especial que cualquier otro coche; siempre se paraba en dos puntos concretos de la ciudad: en la puerta de la universidad y en la puerta del hospital. A partir de ahí empezaron a surgir las elucubraciones de que el coche estaba poseído y de que su antiguo dueño era un universitario que murió camino al hospital. Siguió alimentándose el mito aquel día que encendí la radio y en lugar de escuchar música oía el motor y los cambios de marcha por los altavoces. Se ve que a Jhonny tampoco le gustaba la música comercial y prefería cantar él mismo. La cosa se comenzó a poner realmente seria y ya hablábamos del pobre Jhonny como el coche satánico, sobre todo tras pararse en el acceso a la autovía por Ronda Sur justo cuando el cuenta kilómetros marcaba 666. Menuda cola que hicimos ese día. Ya no sabía si llevarlo al mecánico o a un exorcista. Y así continuó la cosa hasta que me fui a vivir a Ciudad Real y tuve que cambiarlo por Howard, un coche con menos personalidad pero algo más idóneo para hacerse 1.000 kilómetros a la semana. Han sido muchas, muchísimas las anécdotas vividas con Jhonny, un coche al que todo el que conozco le tiene cariño. Desde aquí el más sentido homenaje a ese 205 que dejó de ser un automóvil y pasó a ser uno más.

Save the music... ¡Pero ya!

Save the music... ¡Pero ya!

Me gustaría comentar una de esas cosas que, sin venir a cuento, me llaman la atención. Me encontraba hoy en el noroeste murciano de visita. Me acerqué a ver una procesión y he de decir que me ha sorprendido gratamente tanto el cortejo de nazarenos como las figuras que se alzaban sobre los tronos. Y es que hay Semana Santa más allá de los Salzillos, sólo hay que molestarse en investigarlo. La de esta mañana me ha parecido muy divertida y original. De todo el desfile debo reseñar la imagen de la patrona. En mi vida he visto una Virgen con semejante figura, sin ánimo de ofender ni blasfemar, la talla podría ser portada del Play Boy. Es la madre de Dios más sexi que procesiona en la Región, no me extraña que tenga tantos fieles. Ya por la tarde he practicado uno de mis deportes favoritos: ir de cafeterías. Entramos a una, el local estaba a reventar y entre los murmullos se escuchaba la típica música de fondo: el disco del reggaeton. Si ya comenté en este blog que no me gustaba la música comercial, ahora he de añadir que detesto esta especie de hip hop latino que tan de moda se ha puesto. El caso es que estábamos con el café y justo enfrente de mí se alzaba una de esas pantallas planas que son hipnóticas y te susurran a gritos hasta que las miras y entonces aprovechan para atontarte un rato. Estaba puesto el canal de televisión de los 40 principales y de repente, publicidad. Empiezan a salir en la pantalla grupos y solistas de hace unos añitos, interpretando canciones de las que bailaba de moza en los bares de la ciudad (para más información, leer artículo anterior). Entonces veo un cartelito que dice algo así como "los 40 clásicos" y la hora y del día de emisión. Lo primero que he pensado ha sido en deprimirme por que últimamente me siento viejuna, que dirían los chanantes. Pero se ha terminado la publi y ha vuelto el programa de los éxitos actuales y de morros me han dado con un tema de reggaeton. Entonces se me ha quitado la depresión de la antigüedad de golpe. Me sentía feliz de pertenecer a una generación que, aunque fuera durante pocos años, escuchaba buena música en los bares, pubs y antros de mala muerte. Tampoco es que fueran todos los temas dignos de incluirse en los recopilatorios del milenio, pero sí que tenía una cierta calidad y podía servir de base a la gente que comenzaba a escuchar y formaba su estilo musical en los locales de fiesta. Dios, Ala o Buda, entre otros, me libren de no tolerar toda expresión artística, pero el reggaeton que ahora forma musicalmente a los jovenzuelos es la peor cultura melómana de fondo y forma que se puede inculcar a una persona. De forma puedo expresar bien poco porque aún no se ha inventado un traductor de melodías en letra, pero digamos que el reggaeton lleva siempre la misma base, es decir, que apenas hay variación melódica. Tanto que se le ha reprochado esto a los Camela, que al fin y al cabo llenan nuestras gasolineras de cedés, cassetes y hasta deuvedés y el estilo musical al que me vengo refiriendo es bastante peor en este sentido. En cuando al fondo, os pongo unas estrofas de un tema titulado "Reggaeton latino": "Vamos, cázala. Dale, sin miedo, persíguela. No te cohíbas, acorrálala. A los ojos mírala, no pierdas tiempo. Vamos, sedúcela. Por el cuello muérdela. Sin pensarlo vírala, dale un roce. Caliéntala, aráñala". Y este tema es de lo más "light" que he encontrado por Internet. Que cada cual saque sus conclusiones. La mía, que esto no es música. La gente no puede crecer escuchando estas cosas. La música nos hace sentir, es la banda sonora de nuestros momentos y lo más importante: nos forma culturalmente. Ya sé que es muy difícil volver a la rutina  de antaño, pero entre todos deberíamos procurar que esta moda pasara cuanto antes. Sed buenos y uniros a la alianza para un mundo sin reggaeton.

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Últimamente me surgen muchas ideas para contar aquí. Al final me he decantado por hacer un flasback y escribir sobre un tema que de un tiempo a esta parte se repite en mis conversaciones y es el que suele comenzar con la frase: "te acuerdas de cuando..." Y es que a menudo me acuerdo de cuando me colaba en las discotecas sin tener la edad. Lo que solíamos hacer era entrar con el DNI de alguna amiga que ya tuviera los años. Normalmente entrábamos por noche unas cuatro personas con un mismo carné. El truco estaba fundamentalmente en dos cosas: aprenderte el número, la dirección y todos los datos y echarle morro para convencer al portero del garito de turno de que la de la foto eras tú. Luego existía otra opción que era la de pasarse el sello de la consumición. Una vez que el portero le dejaba la tinta en la mano a la que tenía la edad, ésta salía corriendo y estampaba la marca en la mano de otra, así constaba como que habías entrado y ya tenías vía libre durante esa noche. Me acuerdo de cuando salía de fiesta con mil pesetas y me daba para un cubata, una cerveza, el paquete de tabaco e incluso me sobraba dinero. Me acuerdo de cuando se podía beber en la calle y se montaban aquellas macroreuniones en los jardines donde veías a todo el mundo antes de que cada cual entrara en el bar que quisiera. También me acuerdo de cuando salíamos los jueves sin ser universitarias y nos íbamos al día siguiente al instituto sin haber dormido nada. Qué gusto daba entonces entrar a clase de arte a las ocho de la mañana y que el profesor te apagara la luz para poner diapositivas. También me acuerdo de las juergas universitarias, pero eso se merece un escrito aparte, entre otras cosas porque no es tan "anterior". Me acuerdo de cuando mi agenda, en lugar de anotaciones de cosas por hacer, estaba llena de corazones con un mismo nombre y desde el lunes hasta el viernes todo era una cuenta atrás para verle. Me acuerdo de los recreos sentadas frente a ellos, nos podíamos pasar media hora comentando el "te ha mirado" sin ningún problema. Me acuerdo de lo ridículos que nos vestíamos por aquellos tiempos y sobre todo de esa prenda, la "bomber" que a todos nos dio por llevar pero que realmente no le sentaba bien a nadie y si me discutes, te digo que ni abrigaba. También me acuerdo de las camisas de raso de colorines, los primeros pantalones ajustados, la falda de tubo, los chalecos de ganchillo, las primeras botas altas y los bodys. Me acuerdo de los castigos por llegar tarde a casa y de las broncas por escaparme a sitios a los que no debía ir. Me acuerdo de las llamadas telefónicas unos minutos antes de salir en las que simplemente nos preguntábamos "qué te vas a poner tú". También me acuerdo de aquella discoteca light, la única que hubo y a la que todos fuimos alguna vez. Me acuerdo de aquellos viajes a lugares que hoy están a unas pocas horas en coche y que por aquellos tiempos eran toda una aventura. Me acuerdo del Malibú con piña, del Licor 43 con vainilla y de lo que fuera con "blue tropic", los primeros cubatas que nos atrevíamos a beber. También me acuerdo de jugar al duro hasta las tantas con vino rosado joven y espumoso o de las litronas de Estrella de aquel bar que aún hoy nadie se explica cómo pasaba las inspecciones de sanidad. Me acuerdo de ir cantando por la calle, de ir pidiendo tabaco por los bares y de "nos quedamos dos canciones más y nos vamos". Seguro que en las conversaciones me acuerdo de más cosas que ahora estoy olvidando, pero todo refleja una cierta melancolía de cuando todo era prohibido, nuevo y excitante. Quizá sea porque ya me estoy haciendo mayor o quizá sea porque, como dicen Les Luthiers, cualquier tiempo pasado fue anterior.

Apartado de agradecimientos

Dice el refrán que es de buen nacido el ser agradecido. Yo no creo mucho en los refranes, que hay cada uno por ahí que tela, pero sí que me gustaría manifestar mi gratitud hacia aquellas personas que han tenido en cuenta la existencia de este blog. Quiero agradecer a toda la gente que, haciendo gala de su santa paciencia, se ha leído los rollozos que suelto aquí. Especialmente a los que, además de haberlo leído, me habéis dicho que os gusta, que está gracioso o que al menos que está... qué majos sois, cuando me haga monja os rezaré un padrenuestro. Ya en serio, quiero agradecer las opiniones y el tiempo dedicado a este humilde ser que escribe. Me han confirmado desde la misma ciudad del sol que los comentarios no se quedan escritos, pero aún así, gracias a todos por la intención de ponerlos. He de decir que, pese a la adversidad, me han llegado unas cuantas apreciaciones por otros medios que no son propiamente los del blog y me gustaría destacarlos: quiero agradecer a Erica su parecer respecto al pequeño homenaje, creo que me hizo ella más homenaje con la respuesta que yo con lo que es el propio homenaje en sí. Estoy por hacerte uno todos los días. Gracias a Ana L. por leerlo y por su crítica de fondo y forma y desde aquí le animo a que se haga un blog o a que publique su diario aunque sea con iniciales a los Antonio Salas. Gracias a Mariate por pelearse con esto para intentar dejar un comentario y sobre todo gracias por estar pendiente de mí aun cuando sé que no puede estarlo. Gracias a Ana S. por leérselo todo con detalle (qué valor) y por comprender mi concepto de belleza sin apenas darle explicaciones. También le agradezco, a título personal, su labor de introducir a la tercera edad en las nuevas tecnologías. A los que os habéis aburrido a medio leerlo, gracias también por el esfuerzo de intentarlo. En fin, que aparte de lo que son las lecturas, hay mucho que agradecer pero es que me pongo muy “tonti” con estas cosas, así que lo vamos a dejar para otro día. En resumen: zenkiu, megsí, danques y... ¿cómo se decía en japonés?

Eurovisión. "Wayominí, tri puá"

Eurovisión. "Wayominí, tri puá"

Podéis llamarme friki, a diario me llaman cosas peores y no me ofendo. El caso es que me gusta el Festival de la Canción Europea más conocido como Eurovisión. No es que conozca las costuras del traje que vistió Massiel, pero tampoco me deja indiferente. En lo que respecta a la edición de 2007, no voy a hacer la bonoloto porque no suelo acertar ni el complementario. Este año nuestros representantes son el grupo Nash, que han cambiado su denominación por D´Nash, ya que han tenido problemas a la hora de registrar el nombre. Esperemos que no lleguen al extremo de Tamara, digo Ámbar, digo Yurena, digo... No voy a ensañarme con ellos ni a decir nada que no se haya dicho ya, sólo que tanto la canción como los intérpretes me parecen ni fu ni fa, que se dice en mi pueblo. Aunque para superar el “chiste” que el año pasado presentaron las Kepchup tampoco hacía falta ninguna maravilla. Los expertos dicen que, con esta representación, España conseguirá el voto de las adolescentes europeas y del colectivo gay. Yo que soy de letras no sé cuánto suman esos colectivos, pero supongo que algún punto arañarán. Y más les vale si no quieren entrar en la leyenda negra que se cierne sobre los representantes de eurovisión que consiguen pocos votos, o acaso alguien se acuerda de Lydia, más conocida como la chica del puntazo porque sólo le otorgaron un punto. Una niña con varios trabajos editados que tenía su carrera discográfica orientada hacia al público adolescente y después del festival... nunca más se supo. Soy seguidora de Eurovisión desde mi más tierna infancia, aunque he de reconocer que unos años pongo más atención que otros. La edición del año pasado me llegó directamente al alma. Los ganadores fueron los Lordi, por si no os suenan son los monstruitos que aparecen en la foto de arriba. Conocía a los Lordi por algunos recopilatorios de metal escandinavo, pero jamás pensé que pudieran actuar en un certamen como el de Eurovisión. Que sepáis que la cadena de televisión pública de Finlandia estaba totalmente en contra de que representaran al país, de hecho había incluso algunas circulares que pedían que no los dejaran actuar. Fijaros si tenían poco apoyo de las instituciones que los fuegos artificiales que utilizaron en su actuación fueron costeados por sus fans. El caso es que allí fueron los Lordi y, parafraseando a Julio César: “Vini, vidi, vinci”. ¡Con dos cojones! En la rueda de prensa posterior a Eurovisión, dijeron que el mérito no había sido suyo, que era la música metal la que había triunfado en Europa. A mí simplemente se me caían los lagrimones como puños de la emoción. Este año Finlandia vuelve a llevar una canción metalera y es que, amigos, en los países nórdicos, ese estilo de música suena en bares, radios y casas como aquí lo hace el reggaeton, cosa que sustenta mi teoría de que cada uno nace donde le toca y no donde quiere. La edición de 2007 cuenta también con un artista consagrado como es DJ Bobo que representa a Suecia y que todos recordaremos por la canción que salía en un anuncio de Pepsi hace unos años y que repetía con insistencia aquello de “Chihuahua”. Pero vamos, que esto tampoco es garantía de nada porque no hace muchos festivales, representaron a Rusia las Tatú y sólo alcanzaron la segunda posición. También  escucharemos a un par de transexuales, cosa que se está convirtiendo casi en una tradición y, como no, la canción que ha creado la gran polémica, el tema de Israel “Press the button”, que en su letra hace referencia a consignas bélicas y armamentísticas, (estos israelitas, siempre "armándola"). Aunque he dicho que no voy a hacer quinielas sí que quiero dejar claro que, aunque no he escuchado todos los temas, a priori hay una canción que me resulta simpática y es la que presenta Bulgaria. Se trata de un tema que fusiona el folclore del país del Este con el tribal house, ahí es nada. Es cuanto menos curiosa y suena bien, aunque depende mucho de cómo se interprete en el momento de la actuación. Que se lo digan a la pobre Beth que no desafinó la muchacha tanto en su vida como aquella noche. Por cierto, ya que estamos, quiero destacar la labor del equipo que se encargó de la realización del festival el año pasado. ¡Chapó, qué profesionales! (esto va sin ironía ehhh). Pues hasta aquí el frikismo. El festival, en mayo. Ya veremos cómo queda la cosa. No sé vosotros pero yo sí pienso enterarme.

De festejos y simbolismos

De festejos y simbolismos

Apenas quedan unos días para que comience la semana santa (pascua con huevos de colores para los anglosajones). Aquí hay para todos los gustos, gente que adora las procesiones y gente a la que le supone más martirio la muerte y pasión de cristo que al propio cristo, sobre toda a la gente que se tiene que desplazar en coche. Mi caso es un tanto extraño, pese a no ser creyente disfruto la semana santa como el más fiel devoto, incluso desfilo en algunas procesiones. Hay quien me discute mucho eso, pero yo siempre he entendido la semana santa murciana más como una fiesta que como un riguroso acto religioso. Sólo hay que comparar los desfiles de la capital del Segura con los de la Andalucía profunda... nada que ver. Es cierto que en muchos sitios nuestra semana santa no está vista con buenos ojos por eso de que se reparten caramelos entre los asistentes y se pierde un poco del tradicional "silencio", pero que nos quiten esa originalidad y los Salzillos, factores que hacen única la semana santa murciana.  Ya han conseguido el sello de Interés Turístico Internacional la semana santa de Cartagena y la de Lorca, la nuestra de momento sólo es nacional, pero tiempo al tiempo porque, repito, como ésta no hay ninguna. Los murcianos tenemos la suerte de juntar dos fiestas, la semana santa y otros siete días de jolgorio a continuación. El martes celebramos el tradicional Bando de la Huerta que consiste más o menos en salir a la calle a beber, ponerse borracho y en alguna otra cosa más. Y el sábado se festeja el Entierro de la Sardina, que en otras provincias y lugares del mapa español se realiza justo después del Carnaval. Por su espectacularidad, nuestra sepultura al pescadico valió el año pasado la consideración dé Interés Turístico Internacional. El Entierro de la Sardina tiene varios prolegómenos: pregones, testamentos y demás que con sinceridad sólo son disfrutados por los sardineros y dos personajes "famosos" que son homenajeados con las distinciones de "Gran Pez" y "Doña Sardina". El sábado es el día en el que murcianos y visitantes se pueden empapar bien del festejo. El Entierro de la Sardina consta de dos partes, un desfile de comparsas carnavaleras y una serie de carrozas desde donde se lanzan juguetes a los asistentes. Se me ha olvidado decir que en la Gran Vía de la capital se coloca una sardina de cartón piedra que es quemada en plan simbólico al terminar el desfile. Bueno, como esto se me ha quedado un poco explicación de guía turística, ahora quiero aportar mi granito de arena a los festejos. He pensado que este año podríamos dejar los simbolismos y quemar a la "Doña Sardina" de carne y hueso directamente. Es sólo una propuesta por eso de modernizar la tradición, ya me diréis qué os parece... acepto críticas y alabanzas. 

Cambio radical... pero de mentalidad

Cambio radical... pero de mentalidad

Aprovechando que hoy es el primer día de emisión del programa "Cambio radical" en Antena 3, me veo en la obligación de dejar un comentario sobre este tema. Entre todas las cosas alarmantes que he leído sobre la cirugía estética, me ha llamado mucho la atención que en la actualidad, el regalo más solicitado por las chicas que se gradúan en Estados Unidos es una operación de labios. "Iguales que los de Angelina Jolie", le dicen las jovenzuelas al cirujano. Que conste que no estoy en contra de la cirugía estética, siempre que el "problema a operar" derive en una enfermedad mental o lo que vulgarmente ha adquirido el nombre de "complejo". El caso es que en la actualidad esta mentalidad mía ha quedado desfasada. La gente ya no se opera por necesidad, lo hace por el gusto de perfeccionarse el cuerpo. Yo mantengo la teoría de los tres estadios de la persona: el físico, el mental y el emocional. De ahí se extraen a su vez varías teorías. Una de ellas es la de la "media naranja", o lo que es lo mismo, tu pareja perfecta será aquella que te llene en los tres niveles: que te guste físicamente, te guste como piense y te guste como persona. Aunque es muy difícil encontrar los tres, nuestra pareja puede quedarse en dos de estos estadios y, en algunos casos, tristemente en uno sólo. A lo que iba, normalmente, las personas con afán de superación se perfeccionan en alguno de estos tres aspectos. Hay quien lucha por tener cada día más conocimientos o ser mejor profesional, quien lo hace por ser mejor persona y enmendar sus defectos y por último, los que dedican sus esfuerzos a la perfección física. No hace falta decir que en los tiempos que corren la más importante es la última. Como es complicado perfeccionarse en más de un nivel a la vez, o nos simultaneamos bien en el tiempo o a largo plazo estaremos rodeados de figuras perfectas carentes de ideas y sentimientos (esta profecía tan apocalíptica es mía, la teoría de los estadios no la incluye). Las siliconas hace unos años eran sólo competencia de las estrellas de Hollywood y en la actualidad quien más y quien menos ya ahorra o pide un préstamo para ponerse o quitarse algo. Pues de esta frivolidad hollywoodiense surge la anécdota más esperanzadora que sobre este tema se puede contar. Antonio Banderas (nuestro Antonio), pidió a su mujer Melanie, que dejara de operarse porque "no hay cosa más bonita en una pareja de enamorados que envejecer juntos". Hasta aquí el alegato. En mi caso, puede que la cirugía estética pueda ayudarme, pero ningún médico ha acertado a decirme dónde se inyecta el colágeno para rellenar el vacío existencial.   

Pequeño homenaje a Erica

Pequeño homenaje a Erica

Antes de nada he de decir que todos mis amigos y compañeros de fatigas se merecen un homenaje. La exaltación de hoy va destinada a Erica, entre otras cosas porque se lo he prometido, pero es extensible a todas aquellas personas que han hecho o hacen en la actualidad que el día a día en la rutinaria tarea de formarme sea mucho más agradable. Poco a poco iré incluyendo más pequeños homenajes conforme me vayan cayendo broncas del tipo: "por qué no me pones a mí". Pero vamos al que nos ocupa. Erica no es la chica de la foto, pero bien podría serlo porque se pasa los días y las noches jugando al tenis. Es licenciada en comunicación audiovisual y mundialmente conocida por hacer un corto con plastilina y por no subir a recoger un premio en el instituto porque le daba vergüenza. Erica ha adquirido un piso donde no caben tres personas y en el que tiene que irse al baño para ver la televisión, pero no le importa porque se despierta cada mañana con el dulce sonido en do menor del organillo que toca el gitano con la cabra. Además, gracias a la adquisición conoce en profundidad todo el menaje que venden en Ikea. Erica tiene mucha energia, tanto que si trabaja al lado de alguien que no actúe con rapidez, dice con ojos tristes: "siento que estoy envejeciendo". Erica es la única persona capaz de mantener una conversación con su estómago y hacerle callar cuando ella está cantando porque sino, pierde la melodía. Para Erica la pantalla del ordenador no está baja y hay que subirla para ver mejor, para ella el ordenador está triste. Aunque realmente, no quiere "persistir" con el ordenador. Erica es de las pocas personas que se atreve a decirme que me medique y que a menudo me pregunta si escucho voces y cosas por el estilo, aunque me secunde en extrañas ideas como la de hacer una fiesta en una moto amarilla. Erica es un crack, admirable por su forma de trabajar y por su finísima y dramática ironía. Espero que tengas mucha suerte. Gracias por los raticos en el curso.

La publicidad y el lenguaje audiovisual

La publicidad y el lenguaje audiovisual

La publicidad, que es eso que te cortan a medio para ponerte una película, no deja de sorprenderme. No voy a hablar ni del machismo de cierto desodorante, las polémicas sobre pedofília de alguna franquicia de ropa ni siquiera de esa bebida hiper baja en calorías que nos deja a todas las mujeres como unas vívoras obsesionadas por nuestro físico. Quiero hablar de la cantidad de impactos que nos sueltan en los spots. Es que no te das ni cuenta. Hoy hemos analizado un anuncio de 20 segundos que llevaba nada menos que 7 mensajes claros y otros tantos que unos pillan y otros no. En sólo 20 segundos. Claro que tienes que analizarlo casi fotograma a fotograma para desentrañar todos los mensajes, pero todos sabemos que el subconsciente asimila que da gusto. Es realmente impresionante la capacidad de captación de mensajes audiovisuales. Por ejemplo, ahora la información meteorológica va fraccionada en mínimo 3 niveles visuales y/o perceptivos: el presentador con el mapa en el centro de la imagen, las temperaturas en cifras en la parte baja de la pantalla y las marejadas, marejadillas y otros estados de lo que viene siendo el mar, en la parte superior y nadie se pierde. Este ejemplo viene a ilustrar la capacidad que tenemos de absorver información de la caja tonta. En relación con esto, lo que me ha dejado hoy con los ojillos como platos ha sido un estudio que la Universidad de Valencia ha desarrollado con niños pre-adolescentes. Resulta que los jovenzuelos son capaces de editar imágenes para hacer un spot publicitario sin cometer ningún fallo de raccord, por supuesto sin ningún conocimiento previo sobre la teoría del montaje. Ya lo saben, han asimilado el lenguaje audiovisual a la perfección, un lenguaje cada vez más complejo y que aún así no presenta ningún problema de comprensión, especialmente para los más pequeños. La pena es que ninguno de esos jóvenes era capaz de desarrollar un texto escrito. Así que ya sabéis, en unos años habrá cientos de directores, directores de fotografía y de arte cojonudos. Yo que vosotros, jóvenes, me daba a la plumilla porque en breve se nos habrá olvidado aquello de sujeto + verbo + predicado.

Sand & Mercury

Sand & Mercury

Recurdo un anuncio que emitían hace tiempo de unas personas que no se podían mover si no escuchaban música y algo de eso es lo que me pasa a mí. Me levanto y pongo música, luego la radio del coche, el mp3 mientras camino... Para mí la música es algo más que un pasatiempo, me hace sentir. He de reconocer que no me gusta la música comercial, aunque cuando trabajas en radio lo acabas escuchando casi todo. Afirmo sin pudor alguno que le tengo cariño hasta a ciertos 'hits' de Camela, pero esos son asuntos profesionales. Uno de mis grupos favoritos es el de la foto que veis arriba. Son holandeses y se llaman The Gathering, que viene a significar algo así como "el encuentro" o "la reunión". El mismo nombre toma un juego de cartas de rol, cosa que fastidia bastante cuando vas buscando cosas de ellos por Internet.  The Gathering cuentan con casi una treintena de discos, entre trabajos de estudio, directos y recopilatorios, por lo que a lo largo de toda su carrera han variado su estilo musical. Ellos han denominado su música como "Trip Rock", aunque a mí me cuesta etiquetar un grupo con tan larga trayectoria. No os voy a contar la historia, para eso dejo el enlace, por si hay curiosidad. Sólo os digo que su cantante, Anneke Van Giersbergen, posee una de las mejores voces que jamás he escuchado, de esas que trasmiten tanto que te ponen los vellos como rastrillos e incluso acabas arañándole la cara al que tienes al lado. Por otra parte sus letras, aunque los expertos las tilden de pesimistas, son de las que llegan hasta lo más hondo, algunas de ellas han sido la banda sonora de mi vida en algunos momentos. Actualmente están de gira por los Estados Unidos y no se sabe cuándo aterrizarán por aquí. Mientras, si os fiáis de mí, yo os recomiendo que los escuchéis, pero compraros el CD y no seáis piratillas porque con The Gathering, merece la pena gastarse los euros.  

La caja-espejo tonta

La caja-espejo tonta

Acabo de llegar de mis clases de doctorado. Siempre me traigo a casa unas cuantas ideas de esas a las que te quedas dándole vueltas. Como el curso de hoy era sobre Internet, hemos hablado de la tele. Es que en el de tele hablamos de política... a ver cuándo llega el de política que hablemos de Internet. A lo que iba, últimamente me estoy aficionando a ver el lado sociológico de los medios, al fin y al cabo toda esa "masa" que hay detrás, sigue siendo gente con sus sentimientos y su forma de pensar y comportarse. El caso es que me asalta una duda que ni los más resueltos en la materia alcanzan a resolver. ¿Los programas de televisión son reflejo de la sociedad o la sociedad es un reflejo de los programas de televisión? Después de algunos años en este 'bussines' aún no sé si la televisión emula lo que ve en las calles o la gente de las calles mimetiza lo que ve en televisión. Hay opiniones y tendencias para todos los gustos, pero lo cierto es que nadie es capaz de despejar la incógnita. A mí sinceramente me inquieta porque si realmente la sociedad fuera reflejo de la televisión, muchas de las plagas de nuestro siglo tendrían remedio, si es que alguien se lo quisiera poner. Otra de las cosas a las que le vengo dando vueltas es al tema de la llamada 'telebasura', muy en relación con lo expuesto anteriormente (ponen 'El Tomate' porque se ve o se ve 'El Tomate' porque lo ponen...). Hace unos días mi concepción del tema cambió de raíz tras leer un libro de Gustavo Bueno, filósofo de los medios que se hizo famoso por aparecer en las tertulias del programa Gran Hermano. El 'Bueno' de Gustavo realiza una comparación entre la basura y la telebasura. Viene a decir algo así como que "los pobres se comen la basura de los ricos". Entiéndase en esta metáfora la riqueza y la pobreza como opulencia de intelecto, además de lo propiamente alimenticio. Lo que viene a representar es que esos programas son una manera de alimentar al ciudadano más ignorante ya que el intelectual jamás se "comería" esos contenidos. Pues visto así tampoco me parece mal. El intelectual siempre encontrará otra manera de llenar el vacío que la tele le deja, estimulando su inquietud con otros menesteres. Pero esta acción, como todas, trae su consecuencia: al final cada uno acaba en una punta de la casa consumiendo lo que quiere y cada vez hay menos familias juntas en el salón viendo la televisión.

El concepto de 'belleza'

El concepto de 'belleza'

Esta mañana me he acercado a correos para mandar un paquete a Ciudad Real. Los que me conocéis, ya sabéis que estuve viviendo un tiempo allí. Cuando vas y vienes las distancias se hacen realmente cortas, pero para las prisas siempre queda el envío urgente, certificado y demás pluses que hacen que te cueste media retina enviar cosas por el país. El caso es que tenía que comprar un sobre de esos acolchados. He aparcado con relativa buena suerte y entrado en la primera librería que había de camino a Correos. Mientras esperaba a que buscaran los dichosos sobres, me he detenido a mirar una estantería rebosante de portafolios. Entre todos, unos cuántos han llamado mi atención. Se trataba de unos archivadores con ilustraciones de Victoria Francés, más concretamente de su "Fávole II", recopilación repleta de imágenes la mar de románticas de vampiros. He de reconocer que Victoria Francés es mi ilustradora favorita y que es la primera librería donde encuentro algo suyo. El dependiente, que salía con el sobre, al verme mirar con extrema curiosidad los portafolios vampíricos, me pregunta: "¿te gustan?". Yo, sin apenas volver el rostro, le contesto exactamente lo contrario de lo que él quería escuchar: "sí, me encantan". El dependiente, que de editoriales sabrá tela, pero necesita un cierto adiestramiento para captar ironías, me suelta impunemente: "sí, desde luego hay que ser un poco raro para que te gusten esas imágenes". Era entonces cuando me sentía en la obligación moral de contarle al hombre lo extramadamente valoradas que eran las ilustraciones de Victoria en todo el mundo. Una chica que con apenas 24 añitos y desde los bosques de Galicia hace soñar con imágenes idílicas a medio mundo. También le debería haber explicado lo relativo del concepto de la belleza. Hace tiempo que me di cuenta de que hay términos que no significan lo mismo para todo el mundo, aunque tengan su definición en el diccionario. Para mí lo bello no tiene que ser ni lo que tú consideras bello ni siquiera lo que considera la gran mayoría de personas. Pero ahí está el término, abstracto como dirían los lingüistas. Supongo que existe una reunificación de conceptos que se basa en los gustos de la mayoría, pero quién es una mayoría para decirme a mí lo que es o no es bello. Encima, una mayoría que se mueve por modas y tendencias y cuyo concepto de belleza cambia con la temporada de Zara. No quiero reivindicar el concepto de belleza para las minorías sino el propio de cada uno, el personal y sobre todo, un respeto para los que vemos cosas hermosas donde no las ven los demás. Al final he mantenido este discurso en mi cabeza y me he limitado a sonreír y pagar mi sobre acolchado. Hace mucho tiempo que perdí la fe en el latido de la humanidad y me dejo este tipo de reivindicaciones para mí misma. Y te equivocas si piensas que he salido cabreada de la librería, ni mucho menos, he salido contentísima de ver que en al menos un sitio, los que tenemos otro concepto de belleza, podemos admirar y adquirir las imágenes que nos producen sentimientos.